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Consideraciones en torno al lenguaje especializado
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Author: Santiago García Gavín
Spain
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By Santiago García Gavín
Published on 01/24/2006
 
RESUMEN Trataremos los problemas que plantea el lenguaje especializado, tambi�n llamado t�cnico o cient�fico. Nos centraremos principalmente en el principal rasgo que caracteriza al lenguaje cient�fico y t�cnico: su l�xico. El l�xico general puede ser utilizado para transmitir mensajes a todos los que conocen una determinada lengua, donde el nivel de comprensi�n de esos mensajes depende en primera instancia del nivel de informaci�n que posea el receptor. Sin embargo, el l�xico de un lenguaje especializado no puede ser dirigido a toda la gente y no admite grados de comprensi�n. Un iniciado en el campo correspondiente del saber, tiene m�s posibilidades de comprensi�n de un texto cient�fico - t�cnico que las que tiene un estudioso del l�xico de la lengua, pero que no sepa nada de la especialidad de la que trate el texto. El lenguaje t�cnico no admite sin�nimos y exige un significante propio para cada significado. S�lo los especialistas pueden distinguir con precisi�n los t�rminos propios de su ciencia, ya que frecuentemente �stos tienen la forma de una palabra del l�xico general, pero en el texto cient�fico o t�cnico tienen un significado un�voco para su empleo especializado. El l�xico cient�fico y t�cnico no puede ser tratado como parte del vocabulario general de la lengua; en todo caso, lo �nico que pueden tener en com�n es su forma gramatical. Las voces que est�n en uno no se encuentran en el otro, y las que parecen repetidas en los dos s�lo son en la forma, pues sus significados difieren en uno y otro diccionario. Consideramos que lo que caracteriza al l�xico es su condici�n de depositario de significados y en este punto, el comportamiento de cada uno de estos dos tipos de l�xico es completamente distinto. Para su empleo, el vocabulario cient�fico y t�cnico est� sujeto a las normas sint�cticas generales. La exposici�n de un tema cient�fico se lleva a cabo del mismo modo que cualquier otra forma de expresi�n, y su car�cter cient�fico se manifiesta en la presencia de t�rminos especializados; sin estos vacablos especializados un texto cient�fico no quedar�a caracterizado como tal. No es posible unir ambos l�xicos en uno solo, pero aunque es deseable que el l�xico de la lengua no sufra alteraciones por esta v�a, no se pueden rechazar sistem�ticamente las incursiones de vocablos t�cnicos en el l�xico general.


T�tulo: Consideraciones en torno al lenguaje especializado

Introducci�n
Como indica el t�tulo vamos a exponer a continuaci�n unas reflexiones sobre las particularidades del lenguaje especializado, t�cnico, o mejor, cient�fico t�cnico que pueden ser de inter�s para los traductores de textos susceptibles de poder ser encuadrados dentro de dicha tipolog�a.
El discurso se ha articulado en tres partes diferenciadas.
Comenzaremos por dar unas pautas generales y compartidas por numerosos estudiosos del tema, sobre los rasgos distintivos del lenguaje cient�fico y t�cnico, tratando en l�neas generales de trazar los l�mites conceptuales de la cuesti�n que planteamos.

En segundo lugar haremos un repaso del proceso de formaci�n de t�rminos especializados en la lengua espa�ola, considerando tanto los procesos que suponen una variaci�n de forma y significado como son los fen�menos de la derivaci�n, la composici�n, la composici�n sintagm�tica o la compresi�n, como los procesos que tan s�lo afectan a la variaci�n del significado como pueden ser el cambio funcional o sem�ntico.

Por �ltimo, trataremos de exponer a modo de conclusi�n una s�ntesis descriptiva de los principales rasgos que caracterizan al lenguaje cient�fico y t�cnico.

El objetivo no es, por lo tanto, proponer una serie de pautas de aplicaci�n pr�ctica inmediata, sino que m�s bien se ha tratado de agrupar una serie de aspectos que s�lo podemos encontrar de forma fragmentada y dispersa en la literatura espec�fica y que, dentro de los l�mites impuestos por el trabajo, se han considerado como m�s importantes a juicio del autor.


Los rasgos distintivos del lenguaje cient�fico y t�cnico
Uno de las caracter�sticas que distingue al lenguaje cient�fico y t�cnico es, sin ninguna duda, su l�xico. El l�xico de un lenguaje especializado no puede ser dirigido a cualquier persona como es el caso del l�xico general, ni tampoco puede admitir diferentes grados de comprensi�n. Cualquier persona con ciertos conocimientos de un determinado campo del saber est� en mejores condiciones de comprender un texto cient�fico y t�cnico sobre ese campo, que un experto ling�ista sin conocimientos de esa especialidad.

El vocabulario especializado no admite en principio la sinonimia, porque el calificativo de especializado implica la eliminaci�n de cualquier significado distinto del deseado en la oportuna utilizaci�n del t�rmino.
Dicho con otras palabras y de forma sucinta: El lenguaje especializado exige un significante propio para cada significado.
Tan s�lo los expertos en una determinada materia pueden distinguir con exactitud los t�rminos espec�ficos de su ciencia, porque aunque dichos t�rminos tengan la forma de una palabra del l�xico general, en el texto cient�fico y t�cnico tienen un significado un�voco para su empleo especializado.
Tambi�n puede suceder que un campo cient�fico concreto adopte un t�rmino ya existente pero con otro significado, que ser� poco comprensible para todo aquel que desconozca dicha materia.
La parte esencial del lenguaje especializado es precisamente su l�xico y sus analog�as con el l�xico general se quedan s�lo en eso, es decir, en su forma gramatical.

A modo ilustrativo lo vamos a comprobar r�pidamente con algunos ejemplos.
As�, por ejemplo, el t�rmino �moderaci�n�.
En el DRAE podemos leer: �acci�n y efecto de moderar; cordura, sensatez, templanza en las palabras o acciones.�
En el diccionario especializado de F�sica Gran Vox, por el contrario, nos encontramos con la siguiente definici�n: �Proceso de frenado de los neutrones en un reactor nuclear�

El t�rmino �multiplicador� en el DRAE se describe de la siguiente forma: �Que multiplica�.
Por contraste, en el diccionario t�cnico mencionado antes y aplicado al campo del electromagnetismo, nos encontramos con: �Bobina de varias espiras que sirve para aumentar la intensidad del campo magn�tico en algunos aparatos de medida el�ctrica�.

Y un �ltimo ejemplo, pero esta vez del campo de las Ciencias de la Computaci�n.
La palabra etiqueta, seg�n el DRAE, se refiere a: �Ceremonial de los estilos, usos y costumbres que se debe guardar en las casas reales y en actos p�blicos solemnes; ceremonia en la manera de tratarse las personas particulares o en actos de la vida privada a diferencia de los usos de confianza o familiaridad; marca se�al o marbete que se coloca en un objeto o en una mercanc�a para identificar, valorar, clasificar, etc.�
En el diccionario especializado, sin embargo, podemos leer: �Contenido de memoria de un archivo, cinta o disco; en almacenamiento de datos, car�cter o secuencia de caracteres que permite al sistema operativo identificar un disco flexible, cinta o parte de un disco duro�.

Teniendo en cuenta que lo que caracteriza al l�xico es su condici�n de depositario de significados, el comportamiento de cada uno de estos dos tipos de l�xico es completamente distinto.

Los textos cient�ficos y t�cnicos s�lo son accesibles a los expertos del campo respectivo. Es posible que al lector le sean familiares las palabras que va encontrando, pero eso no implica que pueda descodificar su significado.

El vocabulario cient�fico y t�cnico sigue las normas sint�cticas generales, compartiendo con el lenguaje general las partes gramaticales, pero no as� el l�xico que, como hemos visto, es precisamente lo que hace que el lenguaje especializado pueda considerarse como tal.

Hasta el momento hemos insistido en las diferencias entre el l�xico cient�fico y t�cnico y el general, pero por otra parte, no podemos ignorar la mutua interdependencia que existe entre ambos. El vocabulario cient�fico y t�cnico se nutre en gran medida de palabras ya existentes del lenguaje general, aunque cada vez con mayor frecuencia, la fuente procede de los pr�stamos o calcos del ingl�s.
El especialista cient�fico o t�cnico suele escribir para un reducido grupo de personas que suele ser aquel, que est� interesado en dicha materia.
Pero actualmente, hay un gran inter�s por conocer los logros cient�ficos y esto, en buena medida, es posible gracias a los modernos medios de difusi�n y en especial Internet. Estas exposiciones suelen ser responsabilidad de periodistas especializados, pero tambi�n de los traductores, quienes, adem�s no s�lo tienen que abordar textos de car�cter divulgativo. Lo que nos permite darnos cuenta de la funci�n tan importante del traductor, quien a veces ni siquiera es consciente del alcance que pueden llegar a tener sus documentos. Los traductores dedicados a esa labor de divulgaci�n se topan con la realidad de que la descripci�n de la ciencia o la t�cnica no puede existir sin el uso de la terminolog�a propia, es decir, sin un lenguaje espec�fico correspondiente a la materia tratada.

La traducci�n de textos t�cnicos exige la necesidad continua de crear nuevos t�rminos. La opci�n m�s habitual suele ser la recurrencia al pr�stamo, que en algunos casos suele llegar a transformarse en calco.
Los procesos de formaci�n de neologismos se suelen originar en otra lengua y, posteriormente, con la difusi�n de los elementos o fen�menos nuevos que designan, son importados por el espa�ol; ello se manifiesta especialmente en los t�rminos formados por elementos cultos, elementos derivados del griego y del lat�n, con frecuencia acu�ados en lengua inglesa. As�, pues, puede resultar muy dif�cil diferenciar los casos en los que se trata de un proceso de creaci�n propio del espa�ol de aqu�llos en que el origen de la denominaci�n procede de otra lengua.

Vamos por lo tanto a considerar c�mo se produce la formaci�n de t�rminos especializados en la lengua espa�ola. En realidad se trata de un proceso que implica un cambio en la forma (significante) y en el significado por derivaci�n, composici�n, composici�n sintagm�tica o compresi�n, o tambi�n mediante procesos que no alteran la forma: cambio funcional o sem�ntico.

Los procesos de derivaci�n producen nuevos lexemas por la adici�n de prefijos (decolorar, entremezclar), sufijos (truncamiento, periodismo) o prefijo y sufijo simult�neamente �paras�ntesis� (empobrecer, desratizaci�n).

En los l�xicos especializados aparecen compuestos integrados por dos palabras espa�olas (claroscuro, agridulce), compuestos formados por elementos cultos de procedencia griega o latina (filolog�a, coreograf�a), compuestos h�bridos con elementos de distinta procedencia [hemoglobina (hemo del griego y globina del lat�n)].

Es muy frecuente la aparici�n de construcciones sintagm�ticas que equivalen a un solo concepto, por lo que funcionan como una unidad de sentido. De forma especial los sintagmas nominales formados por:
� adjetivo y sustantivo / sustantivo y adjetivo, etc.: cuarta dimensi�n, membrana timp�nica.
� sustantivo determinado por un sintagma preposicional (encabezados, sobre todo, por la preposici�n �de�): reactor de fusi�n, sistema de alerta a la contaminaci�n, vuelo sin motor, etc.
� sintagmas coordinados: formados por alguna de las construcciones de los dos primeros apartados y alg�n tipo de coordinaci�n: Ministerio de Ciencia y Tecnolog�a, v�lvula de compresi�n y descompresi�n.

Por compresi�n entendemos aquellos procesos de reducci�n lexem�tica que afectan a la forma de las palabras y que generan o bien variantes de palabras, que pueden convivir con las formas completas, o bien t�rminos nuevos mediante alg�n tipo de reducci�n formal (sint�ctica o l�xica).

Los ejemplos de acronimia entendida como la palabra compuesta formada por el principio de la primera base l�xica y el final del segundo elemento son raros: apartotel, ofim�tica, etc.
Algunos autores (Casado Velarde, 1985) consideran tambi�n acronimia otras formas de compresi�n en las que s�lo uno de los elementos sufre abreviaci�n. Dentro de este tipo de creaci�n de palabras es muy frecuente la composici�n con la abreviaci�n del primer elemento del compuesto: euromercado, biblioteconoman�a.
La formaci�n de palabras con abreviaciones es muy usual en el l�xico publicitario y en denominaciones de entidades bancarias, comerciales y organizaciones: Termcat, Banesto, Eurodicautom, etc.
La abreviaci�n es una reducci�n de la forma de una base l�xica que suele generar una variante del t�rmino: expo, kilo, s�per, otorrino, etc.
Las siglas son una variante a partir de la combinaci�n de las letras iniciales de cada una de las palabras que forman la unidad conceptual: UAX, IRPF, I+D, FM.
Las siglas pueden combinar letras iniciales con especificaci�n alfanum�rica: DIN-A4. Donde DIN se refiere al Instituto alem�n de normalizaci�n y A4 a las dimensiones del papel.
Las siglas internacionales se generan unas veces a partir de la traducci�n de la denominaci�n desarrollada, OTAN.
Otras conservan el orden de la lengua original: UNICEF.
Tambi�n pueden convivir la abreviatura extra�da de la expresi�n espa�ola y la abreviatura importada: ADN o DNA. De hecho la Real Academia de Ciencias Exactas, F�sicas y Naturales acepta la forma inglesa dentro de su vocabulario cient�fico y t�cnico.
Unas siglas comparten su uso con el del t�rmino desarrollado: BOE o Bolet�n Oficial del Estado y otras han sustituido a la forma extendida, que quiz� ni se conozca como, por ejemplo, Talgo.

Desde el punto de vista fonol�gico, algunas siglas se pueden pronunciar aplicando las normas de lectura habituales (CEPSA) mientras que en otros casos s�lo es posible la pronunciaci�n por deletreo (VGA, PVC) o la combinaci�n de ambos sistemas (PSOE).

Desde el punto de vista gr�fico, la sigla, como forma procedente de una abreviatura, inicialmente se escribe con may�sculas y puntos despu�s de cada letra, pero se pueden eliminar los puntos y hasta puede llegar a regirse por las normas generales de uso de may�sculas y min�sculas: ovni. En el caso de l�ser (light amplification by stimulated emission of radiation), el proceso de lexicalizaci�n ha sido total de manera que la forma resultante cumple las normas de acentuaci�n gr�ficas y forma incluso estructuras m�s complejas como laserterapia.
Las formas obtenidas por siglas presentan mayor o menor integraci�n dentro del sistema morfol�gico de la lengua, por ejemplo, en el caso de GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre) no existe hasta el momento la flexi�n de g�nero y n�mero cuando el t�rmino se refiere a varias personas integrantes de esta organizaci�n o a personas del sexo femenino (los grapo, la grapo).
Algunos autores utilizan el t�rmino sigloide para formas como RENFE en las que se toma m�s de una letra de la palabra para la formaci�n de la sigla.
Los lenguajes especializados se sirven a menudo de abreviaturas en el medio escrito para ciertas palabras usadas con bastante frecuencia, entre ellas destacan las abreviaturas de unidades de medida.
Abreviaturas simples: m o mm para metro y mil�metro.
Abreviaturas compuestas: m2, c/c por metro cuadrado y cuenta corriente.

Compresi�n de estructuras: surgen como consecuencia de la tendencia a la simplificaci�n, eliminando una parte del sintagma: reactor de fusi�n por reactor nuclear de fusi�n. La unidad resultante de la compresi�n muestra una menor transparencia de significado que la expresi�n completa.

Procesos de formaci�n de t�rminos que no afectan al cambio de forma sino s�lo a la categor�a gramatical: El cambio funcional
Son muy importantes en la formaci�n de l�xico especializado del espa�ol los procesos que crean sustantivos que indican clases de individuos y objetos procedentes de adjetivos que inicialmente indican propiedades caracter�sticas de �stos (Bosque, I., 1989). Resulta relativamente frecuente la formaci�n de sustantivos sobre todo para designar ocupaciones procedentes de adjetivos: industrial, ejecutivo, malversador.
Los adjetivos en (d)or, por ejemplo, pueden generar, especialmente en el campo de la ingenier�a, sustantivos que designan el aparato que realiza la acci�n del verbo del que proced�a el adjetivo:
regular: regulador (adj.): regulador (sust.)
alternar: alternador (adj.): alternador (sust.)
transmitir: transmisor (adj.): transmisor (sust.)
En el campo de la medicina y de la qu�mica se emplean sustantivos procedentes de adjetivos para designar sustancias o productos cuyo efecto es el de provocar la acci�n que describ�a el verbo del que se ha obtenido el adjetivo: conservante, colorante, excipiente.

Los adjetivos acabados en -ado, ada, cuyo origen �ltimo es un participio pasivo, pueden funcionar en los l�xicos especializados como sustantivos con distintos valores sem�nticos:
T�cnica: embutido, forjado.

Procesos de formaci�n de t�rminos que no afectan al cambio de forma sino s�lo al significado: El cambio sem�ntico
La modificaci�n del valor sem�ntico de un t�rmino crea tambi�n una nueva unidad en los l�xicos especializados. Los procesos de extensi�n de significado pueden surgir de una evoluci�n del significado del t�rmino en la lengua general o con la transferencia de una palabra de una a otra esfera especializada.
El t�rmino leng�eta en el l�xico com�n es el diminutivo de lengua, por un proceso metaf�rico puede llegar a aplicarse a cualquier objeto en forma de lengua, as� designa en zoolog�a una pieza del aparato bucal de los insectos; en medicina, un tipo de compresa que se aplica en amputaciones y fracturas; en m�sica, una l�mina que en muchos instrumentos de viento produce el sonido; en ingenier�a mec�nica, se emplea para designar distintos tipos de chavetas (leng�eta postiza e interna).
Hembra: pieza con un agujero que encaja con otra; as� se oponen por el mismo proceso sem�ntico hembra y macho, enchufe macho y enchufe hembra.
Cojinete: pieza de metal o madera, en que descansa y gira cualquier eje de maquinaria.
En los ejemplos anteriores aparece la transferencia de un t�rmino de la lengua general a una lengua especializada; en general, los cambios sem�nticos que presentan esta direcci�n suelen conllevar una especializaci�n sem�ntica.
Un ejemplo de transferencia del t�rmino de un campo especializado a otro se halla en la palabra virus, que la inform�tica ha incorporado procedente del campo de la medicina con una acepci�n distinta. En su origen se obtuvo el nuevo t�rmino a partir de la determinaci�n del sustantivo virus en la estructura sintagm�tica de virus inform�tico. Este s�mil pasa a met�fora por compresi�n del sintagma cuando virus se utiliza dentro del l�xico inform�tico desprovisto del adjetivo.
La extensi�n sem�ntica por met�fora es muy frecuente en los nombres vulgares de plantas: diente de le�n por thraxacum officinales, etc.
Tambi�n por cambio sem�ntico por met�fora de las partes del cuerpo, se crean nuevas designaciones en los l�xicos especializados, en particular para las distintas partes de un objeto:
pata: elemento vertical del tren de aterrizaje con amortiguador que aplica el peso del avi�n a las ruedas.
Pie: medida de longitud.

Ya se ha se�alado con anterioridad la importancia del pr�stamo en la creaci�n del l�xico especializado de una lengua como el espa�ol. Una parte muy importante del l�xico de las lenguas especializadas es de procedencia griega y latina. El espa�ol, sin embargo, no toma siempre directamente los pr�stamos de estas dos lenguas, a menudo procede del franc�s (en los siglos XVIII-XIX) o del ingl�s (siglo XX), por lo que estas �ltimas se configuran como lenguas de transmisi�n de elementos que etimol�gicamente provienen de las primeras.
Actualmente gran parte de la terminolog�a se acu�a en lengua inglesa, en esa lengua se utilizan bases l�xicas griegas y latinas con gran profusi�n para formar t�rminos nuevos que nunca existieron en las lenguas de procedencia. En los l�xicos especializados de formaci�n m�s antigua, aparecen pr�stamos de otros or�genes seg�n la lengua en la que se ha desarrollado la t�cnica en cuesti�n. En el l�xico musical, por ejemplo, se advierte un abundante n�mero de t�rminos de procedencia italiana (allegretto, viol�n). El l�xico marino del espa�ol incluye t�rminos de procedencia italiana (mesana, zarpar, adujar) y portuguesa (baliza). El estrato m�s antiguo del l�xico de la construcci�n contiene algunos arabismos (adobe, cenefa, tabique, azulejo). Entre los tecnicismos provenientes del franc�s se encuentran t�rminos pertenecientes a la aviaci�n (avi�n), a la industria del autom�vil (cap�, chasis), a la moda (sat�n, canes�), al espect�culo (tourn�e).

Finalizamos aqu� lo que hab�amos definido m�s arriba como el proceso de formaci�n de los t�rminos especializados en espa�ol.

Implicaci�n de la terminolog�a
En esta segunda parte reflexionaremos sobre lo que nos ofrece la terminolog�a para nuestro campo de estudio del vocabulario especializado.
La necesidad de una metodolog�a para el proceso de informaci�n terminol�gica se ha acrecentado considerablemente como respuesta a la explosi�n informativa que ha conducido a una mayor preocupaci�n por encontrar designaciones apropiadas para los m�ltiples conceptos de nueva creaci�n, especialmente en las ramas de la ciencia y la tecnolog�a, y a un gran inter�s por una comunicaci�n internacional eficaz.
La terminolog�a presenta una serie de similitudes sorprendentes con las ciencias de la informaci�n, un campo que existe desde un tiempo similar, y que ha seguido un proceso paralelo en la b�squeda de su identidad.
A ambas se les puede denominar ciencias �aplicables�. La diferencia entre ciencia pura o te�rica y aplicada que se utiliza para disciplinas tales como la ling��stica o la f�sica no se puede emplear en este contexto, puesto que, tanto en la terminolog�a como en las ciencias de la informaci�n, las teor�as han evolucionado con miras exclusivamente a la aplicaci�n.
Ambos campos son relativamente j�venes y todav�a est�n ampliando sus fundamentos te�ricos y su �mbito de aplicaci�n, especialmente dentro de una teor�a com�n de la comunicaci�n, como demuestran los coloquios organizados de forma regular.
Ambas, en un principio, adoptaron una actitud de trabajo pragm�tica con miras a resolver ciertos problemas de comunicaci�n; en un caso, mediante el an�lisis del contenido de documentos, y en otro, mediante la descripci�n y normalizaci�n de los procesos de formaci�n de t�rminos. Por esta misma raz�n, ambas dependen en gran medida de hechos emp�ricos tales como el uso, las necesidades del usuario y sus preferencias, y por lo tanto, deben responder a las necesidades de la sociedad. De esta preocupaci�n por la comunicaci�n dentro de la ciencia y la tecnolog�a, su inter�s se est� extendiendo a otros campos, como es el de las ciencias sociales, y a otros niveles de comunicaci�n.
Ambas tienen como fin facilitar la comunicaci�n en los lenguajes especializados. La recopilaci�n, estructuraci�n y organizaci�n de la informaci�n sobre las palabras, los t�rminos y las expresiones usadas para la comunicaci�n especial son meras extensiones l�gicas de los trabajos de recopilaci�n, estructuraci�n y organizaci�n de textos completos o de referencias bibliogr�ficas en las ciencias de la informaci�n. Las bases de datos bibliogr�ficas anhelan la mejora del acceso a un flujo regular de informaci�n nueva; las bases de datos terminol�gicas buscan la mejora de la comprensi�n y la expresi�n de esta informaci�n, es decir, una comunicaci�n eficaz.

Existen superposiciones evidentes entre las diversas profesiones que se encargan de la recopilaci�n, an�lisis, aprovisionamiento y mediaci�n de la informaci�n especializada y se podr�a identificar esta distinci�n en el enfoque a grande o peque�a escala que se haga de los textos. Las ciencias de la informaci�n se centran en el texto y sus constituyentes; el punto de inter�s de la terminolog�a reside en los conceptos y su representaci�n; la superposici�n solamente se da en aquellas herramientas comunes como son las palabras clave. Los analistas, por ejemplo, utilizan la terminolog�a del mismo modo que los lexic�grafos especializados. Ambos grupos de profesionales est�n �ntimamente relacionados con la ayuda a la comunicaci�n y, por lo tanto, est�n al servicio, de forma directa o indirecta, de la comunidad cient�fica. Los cient�ficos de la informaci�n, sin embargo, suelen tomar parte activa en el proceso mediador en s�, mientras que en la terminolog�a se espera que el usuario final se informe por s� mismo, y utilice de modo independiente el resultado del trabajo del termin�logo.

Incluso el enfoque de las lenguas presenta ciertas similitudes: los termin�logos y los cient�ficos de la informaci�n someten el lenguaje a procesos de regularizaci�n, unificaci�n y normalizaci�n para conseguir una mayor efectividad en la comunicaci�n. En este proceso se pueden crear sublenguajes funcionalmente restringidos, bien como lenguajes de informaci�n o documentaci�n o como lenguajes especializados relacionados con una disciplina en particular.

Los cambios que tienen lugar en la informaci�n terminol�gica debido a la variaci�n en el uso, son tan r�pidos que antes de que los ordenadores se hicieran asequibles no era posible mantener unos registros fidedignos. No sabemos en qu� �reas o en que elementos hay un mayor cambio en un per�odo de tiempo determinado, tampoco se puede asegurar con exactitud el efecto que tienen estos cambios, o la omisi�n del registro de estos cambios, en la calidad de un servicio de informaci�n terminol�gica. Debido a esta incertidumbre, es importante supervisar los cambios cuidadosamente y suministrar medios para esta supervisi�n en la construcci�n y metodolog�a de una base de datos terminol�gica. Una vez que se sepa m�s acerca de la duraci�n de los t�rminos, ser� posible reducir este tipo de informaci�n; mientras tanto es aconsejable fechar la mayor�a de los elementos de informaci�n y programar revisiones sistem�ticas y regulares de las bases de datos terminol�gicas.

Hist�ricamente, las grandes organizaciones han utilizado los diccionarios o glosarios terminol�gicos como instrumentos para la armonizaci�n y el control de la terminolog�a necesaria para sus legisladores, redactores t�cnicos y traductores, ya sea sobre una base monoling�e o multiling�e. Se supuso que los lectores de la literatura t�cnica y el peque�o n�mero de t�cnicos especializados que escrib�an los art�culos cient�ficos y t�cnicos pose�an un conocimiento adecuado del lenguaje especializado utilizado. Tambi�n se dio cierta reserva acerca del intercambio de informaci�n terminol�gica. Las colecciones terminol�gicas se consideraban casi como fuentes secretas de poder que no se deb�an compartir con la competencia. Los usos que se pod�an hacer de las colecciones terminol�gicas tambi�n estaban restringidos por el soporte en el que almacenaban los datos terminol�gicos. La transferencia de los datos terminol�gicos de un soporte papel al soporte inform�tico, con muchos m�s usos y mayor accesibilidad, ha hecho que la terminolog�a sea m�s compatible con otros usos. Esto incluye la posibilidad de utilizar las terminolog�as como medios auxiliares de ense�anza tanto de las materias t�cnicas como de los Lenguajes para Fines Especiales, la posibilidad de emplear un banco de t�rminos como obra de referencia (es decir, como una enciclopedia informatizada), y la posibilidad de emplear las terminolog�as como entrada a sistemas de inteligencia artificial.
Esta diversificaci�n de usos, unida a la facilidad con la que se pueden manipular los datos informatizados, ha motivado el deseo de reunir datos terminol�gicos. Puesto que la investigaci�n terminol�gica convencional es una actividad que necesita mucho tiempo, incluso al nivel m�s b�sico de un traductor que busca un equivalente adecuado para un t�rmino en una lengua extranjera, hay una mayor disposici�n para compartir, vender e intercambiar terminolog�as y est� desapareciendo la visi�n de la terminolog�a como una propiedad privada de su compilador. Los bancos de t�rminos en gran escala toman parte activa en la investigaci�n de los medios para el intercambios de datos. El intercambio de datos terminol�gicos es uno de los temas que se repiten con m�s frecuencia en las reuniones internacionales, en las que intervienen los organizadores de bancos de t�rminos, y la compatibilidad con los bancos de datos existentes es uno de los factores principales en el dise�o de los formatos de los registros terminol�gicos para los proyectos de nuevos bancos de t�rminos.
En el �mbito individual, la tecnolog�a del microordenador se ha introducido extensamente en el trabajo diario de traductores, en la forma de programas adecuados de procesamiento de textos. Esto ha creado la necesidad de desarrollar programas para la construcci�n de glosarios y el procesamiento terminol�gico basados en un microordenador y a continuaci�n ha llevado a su creaci�n. Los traductores que anteriormente ten�an colecciones de terminolog�a privadas, en fichas, ahora est�n convirtiendo estas terminolog�as a forma informatizada para su uso particular y tambi�n para intercambiarlo con los colegas. Por lo tanto, existe la necesidad de desarrollar unos programas sencillos que los traductores puedan utilizar para construir glosarios peque�os, a pesar de recientemente se hayan desarrollado algunas aplicaciones. Y es que frecuentemente forman parte de una aplicaci�n mayor con un coste prohibitivo para el traductor aut�nomo.
No existe ning�n obst�culo para la inclusi�n de estas colecciones privadas en bancos de t�rminos a gran escala, despu�s de una verificaci�n adecuada y de completar los registros, para que tengan una mayor difusi�n. Esta posibilidad fortalece la idea de que son necesarios unos programas que se puedan aplicar a m�s usos y que sean m�s compatibles.
El desarrollo de las redes informatizadas, tanto p�blicas como privadas, se ha traducido en la mayor accesibilidad a muchos bancos de t�rminos. Se puede acceder a EURODICAUTOM tanto a trav�s de EURONET-DIANE como de ECHO. En Canad�, hay un acceso generalizado en l�nea a TERMIUM y existen versiones en CD-ROM actualizadas anualmente.
Los diccionarios y las terminolog�as en CD-ROM est�n saliendo al mercado y, con el tiempo, adquirir�n precios iguales a los de diccionarios t�cnicos y otros adelantos en curso. Al mismo tiempo el bajo costo de los soportes magn�ticos y la mayor concentraci�n de almacenamiento hace posible distribuir copias de una base datos. Todav�a no se puede decir si ser�n las redes o la distribuci�n de copias las que se convertir�n en los medios m�s populares para conseguir el acceso a la informaci�n terminol�gica.
Debido a que la informaci�n sobre los adelantos cient�ficos y tecnol�gicos se est� facilitando a mayor escala que antes, a trav�s de toda la gama de soportes modernos, es probable que llegue a establecerse la necesidad de servicios de informaci�n para el lector general y de nuevos modos de acceso a estos servicios. Con el crecimiento de la educaci�n tecnol�gica, cada vez hay m�s personas en la sociedad con una educaci�n mejor y, por lo tanto, existen mayores exigencias de divulgaci�n del conocimiento cient�fico y t�cnico a un p�blico cada vez m�s amplio. En la industria, en particular, hay cada vez m�s necesidad de personal, a todos los niveles, que tenga acceso a una terminolog�a de alto nivel y la terminolog�a automatizada puede satisfacer esta demanda. Como resultado de la mayor difusi�n de la informaci�n cient�fica y t�cnica al p�blico no especializado, tambi�n surgir� la necesidad de un vocabulario cient�fico y t�cnico intermedio para que lo utilicen los usuarios no especializados e inexpertos. Este vocabulario intermedio deber�a dise�arse sistem�ticamente para que los conceptos cient�ficos sean m�s f�ciles de entender.
El aumento asociado de libros de texto, manuales de autoaprendizaje, revistas cient�ficas para el p�blico general, etc. estimular� la demanda de servicios de informaci�n de terminolog�a cient�fica para divulgaci�n general.
Es probable que sus caracter�sticas principales consistan en definiciones enciclop�dicas de divulgaci�n con im�genes gr�ficas y tablas u otros diagramas que muestren los t�rminos en relaci�n con otros t�rminos. La creaci�n de los servicios del tipo teletexto lo hacen viable. La expansi�n simult�nea del mercado del ordenador dom�stico tambi�n tiene implicaciones en la creaci�n de terminolog�as orientadas al mercado de grandes cantidades de productos.

Por otra parte, los adelantos en el procesamiento del lenguaje natural han provocado que el usuario final de la terminolog�a no tenga que ser necesariamente un ser humano. Es necesario introducir datos terminol�gicos de alta calidad en los sistemas que hoy en d�a necesitan de alg�n tipo de diccionario o tesauro que normalmente se desarrolla espec�fica o independientemente para cada aplicaci�n. En el caso de los sistemas de traducci�n autom�tica, pueden llegar a ser hasta tres diccionarios independientes para el an�lisis, la transposici�n y la s�ntesis, respectivamente. En consecuencia, existe una importante duplicaci�n del trabajo.
Las necesidades de diccionarios de los m�ltiples sistemas de lenguaje natural no son intr�nsecamente complejas, aunque la representaci�n de los datos es mucho m�s formal y m�s detallada y expl�cita de lo que es necesario para la utilizaci�n humana.
Debido al alto costo de la elaboraci�n de diccionarios, los creadores de sistemas de lenguaje natural cada vez tienen m�s inter�s por aunar los recursos l�xicos. Los creadores de sistemas de traducci�n autom�tica est�n ya proyectando una racionalizaci�n de los diccionarios, pero sus esfuerzos se dirigen a las soluciones internas del sistema m�s que a la utilizaci�n de otras colecciones informatizadas.
La mayor�a de los sistemas de lenguaje natural, en uso actualmente o en creaci�n, son de naturaleza experimental y abarcan un subconjunto de conocimiento muy peque�o; sus problemas en relaci�n con los diccionarios t�cnicos hasta ahora son insignificantes pero los dise�adores cada vez son m�s conscientes de ellos.
Seg�n se incrementan los intentos de construir sistemas m�s globales, el abaratamiento de la capacidad de procesamiento, unido al costo relativamente alto de la construcci�n de nuevas colecciones terminol�gicas, motivar� la utilizaci�n de las terminolog�as existentes para construir l�xicos t�cnicos para el procesamiento del lenguaje natural.
Por lo tanto, la investigaci�n deber�a orientarse oportunamente a toda la gama de las necesidades posibles y previsibles de diccionarios especializados de los sistemas de procesamiento del lenguaje natural como requisito previo para la planificaci�n de un registro adecuadamente detallado que contenga la mayor cantidad de informaci�n que pueden necesitar, aunque es posible que las representaci�n f�sica y l�gica necesite una conversi�n dependiendo de la aplicaci�n.
La tendencia a una mayor intervenci�n del lenguaje natural en diversas aplicaciones de la tecnolog�a de la informaci�n, que permitir�a el acceso a la informaci�n a un mayor n�mero de usuarios a trav�s del lenguaje que utilizan m�s com�nmente, ejerce presi�n en los compiladores de terminolog�as en dos direcciones: deben abarcar una mayor gama de variantes ling��sticas para asegurar el �xito en la recuperaci�n o la respuesta, mientras que al mismo tiempo se deben esforzar por conseguir alguna forma de armonizaci�n de la designaci�n para no perder el control sobre un conjunto de t�rminos en aumento constante.

Conclusiones
Para finalizar y como ya anunci�bamos en la introducci�n, trataremos de exponer a modo de conclusi�n una s�ntesis de los principales rasgos que caracterizan al lenguaje cient�fico y t�cnico.

Hemos visto que el objetivo del lenguaje cient�fico y t�cnico es la transmisi�n del saber por lo que prevalece la funci�n informativa o representativa.

La ciencia trata de explicar la realidad y se propone que el destinatario comprenda algo sobre un tema determinado, la t�cnica trata de actuar sobre la realidad, aplicando las conclusiones de la ciencia, su prop�sito es que el destinatario aprenda a hacer algo para modificar la realidad.

El lenguaje cient�fico y t�cnico se caracteriza fundamentalmente por que responde a un nivel culto o medio de la lengua.
Puede presentar un estilo fuertemente especializado y restringido de car�cter cr�ptico o un estilo divulgativo de tono cient�fico o t�cnico de mayor claridad a expensas de menor precisi�n y con intenci�n de llegar a un n�mero mayor de receptores no especializados en la materia, lo que implica una serie de repeticiones de ideas y conceptos con car�cter redundante, aclaraciones y reformulaciones de las ideas en t�rminos accesibles, definiciones y explicaci�n de conceptos, abundancia de ejemplificaciones, uso de comparaciones de car�cter did�ctico y otros recursos cotidianos.

El lenguaje cient�fico y t�cnico se diferencia de la lengua general, como ya se ha dicho, por la univocidad del significado de sus t�rminos adem�s de por su universalidad, es decir, el car�cter homog�neo que presenta en las distintas lenguas facilitando la traducci�n de unas a otras y la comunicaci�n entre los investigadores.
Otro rasgo distintivo es su objetividad, que definimos como el tratamiento objetivo de la informaci�n de la que se excluye lo connotativo y los recursos expresivos como el humor o los sentidos figurados.
El lenguaje cient�fico y t�cnico debe ser preciso y claro, ofreciendo una definici�n exacta y clara de la realidad a trav�s de sus definiciones, y la presentaci�n un�voca de conceptos o formulaci�n de hip�tesis.
En el caso de una descripci�n pragm�tica, exige el conocimiento previo del tema si se trate de un estilo especializado; si la finalidad es informativa tendr� una funci�n referencial o representativa. Requiere de una planificaci�n y organizaci�n previa.
Hace uso principalmente de lo escrito, lo que no excluye el uso oral (conferencias, debates) y utiliza en ocasiones con profusi�n elementos gr�ficos y simb�licos como complemento informativo.

En el orden sem�ntico expresa los contenidos con rigor y precisi�n a trav�s de la presencia de elementos informativos, manteniendo una coherencia y un orden.
Sus estructuras presentan un car�cter cerrado mediante la introducci�n o presentaci�n del asunto (marco general y principios te�ricos), el desarrollo o exposici�n detallada de los distintos procesos, hechos, fen�menos y la formulaci�n de una o varias hip�tesis y conclusiones con la aparici�n de elementos con car�cter aclaratorio.

Predomina el estilo de oraciones de car�cter impersonal en aras de una mayor objetividad con lo que se oculta al autor mediante la tercera o primera persona del plural, y el uso de la voz pasiva.
Los temas se realzan mediante repeticiones y aclaraciones, en los que abundan los sintagmas nominales complejos.
Se recurre a los sintagmas verbales simples y se usan con profusi�n los adjetivos y complementos del nombre con car�cter especificativo y antepuestos. Predomina el uso del presente de indicativo atemporal y descriptivo y el uso de per�frasis de probabilidad y otros tiempos con valor semejante para expresar probabilidad. Abundan las oraciones subordinadas que matizan la expresi�n.

A nivel l�xico sem�ntico hay ausencia o escasez de elementos valorativos, emple�ndose tecnicismos y t�rminos monos�micos y creaci�n de una terminolog�a propia que persigue la precisi�n, en cuanto a que el significado de los t�rminos debe coincidir exactamente con la designaci�n de la realidad, la objetividad o neutralidad emocional evitando la valoraci�n subjetiva de la realidad, los valores connotativos y los sentidos figurados, la estabilidad y la adaptaci�n resistentes al paso del tiempo aunque deben adaptarse a los descubrimientos y avances que se suceden.
Como se ha insistido ya a lo largo del texto, el lenguaje cient�fico t�cnico tiene una terminolog�a espec�fica creada mediante distintos procedimientos de formaci�n de tecnicismos, como son:
La derivaci�n a partir de las lenguas cl�sicas (prefijaci�n y sufijaci�n)
Los neologismos originados por composici�n, especialmente con elementos latinos y griegos
Los neologismos que surgen de la abreviaci�n (acr�nimos y siglas)
Los pr�stamos l�xicos, conservando su forma original o adaptados.
Los pr�stamos sem�nticos (traducciones de otras lenguas)
Los calcos sem�nticos (copia exacta de otras lenguas)

Como colof�n, a�adir que estos t�rminos a veces salen de su �mbito especializado y pasan a formar parte de la lengua com�n, con lo que incrementan el patrimonio l�xico tradicional. Este proceso se da en distintos grados: desde los que no llegan a traspasar el �mbito especializado hasta las palabras que son de uso com�n, en este �ltimo caso unas veces conservan su significado originario, otras lo modifican y otras quedan como arca�smos en el lenguaje especializado y son sustituidos por otros tecnicismos.







BIBLIOGRAF�A:

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BOSQUE, Ignacio y Manuel P�rez Fern�ndez, Diccionario inverso de la lengua espa�ola, Madrid, 1987, Gredos.

CASADO VELARDE, M., Tendencias en el l�xico espa�ol actual, Madrid, 1985.

REAL ACADEMIA DE CIENCIAS EXACTAS, F�SICAS Y NATURALES, Vocabulario cient�fico y t�cnico, Madrid, 1990. Espasa Calpe.




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